Era por la mañana, estaba todavía medio dormido, la ducha que me había dado hacía media hora no había conseguido despejarme como era debido. Entonces se acercó y me dijo que me sentara.
Estaba muy nervioso, no sabía que me iba a hacer. Era la
primera vez que hacía una cosa así.
Me senté y se colocó de pie frente a mí. Yo miraba a todas
partes para no mirar directamente a su cara. La verdad es que tenía un poco de
miedo de que me hiciera daño.
Entonces me dijo que abriese la boca. Yo la abrí rápidamente
sin pensarlo, esperando lo peor. Noté como él metía algo en mi boca, era
bastante incomodo...
Cada vez iba metiéndomelo más para adentro. No era
una sensación muy placentera. Más bien molesta y desagradable.
Empezó a empujarme entre la lengua y la campanilla. Yo,
que ya de por sí soy de arcada fácil, empecé a quejarme un poco. Él, al verme
que no estaba a gusto, lo sacó rápidamente.
Me dijo que aguantara un poco, que en seguida terminaría.
Volví a abrir la boca y volvió a meterlo.
Y así fue mi primera visita al otorrinolaringologo,
cuando fui a que me mirase la garganta.... jajajajjajaja
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